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Tag Archives: personalismo

Las palabras autoridad y autoritario les puede parecer similar, sin embargo hay una brecha marcada entre ambos.

Es que autoridad es la persona que representa a una institución y cuyas acciones se basan en estatutos consensuados en la misma organización a la cual dicha persona pertenece. Una autoridad tiene en claro cuales son sus funciones, sus acciones y saber cómo ejecutarlos eficazmente y sus límites permitiendo un trabajo ordenado e integrador entre su institución y otras organizaciones e incluso entre su persona y los diferentes integrantes de su grupo laboral. Mediante ello éste ordena a sus subalternos para que cumplan su labor las cuales también están adecuadas a diferentes funciones. Ello también lo hace responsable de dicho cargo.

Por otra parte, autoritario significa una persona dominante dentro de una institución que impone sus condiciones más allá de una lógica funcional institucional, sin consensuar las normas a establecer, permitiendo así condicionamientos para el sometimiento de los individuos, el desorden de funciones y la confusión de roles que se ejercen dentro de la institución. El sistema impuesto por un autoritario y fortalecido por su séquito dentro de una organización se llama autoritarismo.

El autoritarismo fortalece el caudillismo, el personalismo y el paternalismo, desordena los roles y las funciones de los integrantes de un organismo, condiciona el ascenso de individuos dentro de la estructura con tal que sea uno servil a la persona autoritaria, niega el diálogo y los requerimientos adecuados para un buen funcionamiento e imposibilita un proceso adecuado a largo plazo dentro de la institución.

Si bien la autoridad debe de tener funciones ágiles para poder enfrentar ciertas tareas, éstas deben de haber sido procesos concensuados dentro de la organización para fortalecer la lógica funcional y así fortalecer la institución. No coordinar previamente sobre ciertos supuestos que se dan con frecuencia y que competen a la institución nos llevaría a tener trabas burocráticas, las cuales desesperan a la gente, y exista la tendencia, entre las personas, en pedir a alguien «autoritario» cuando deberían de pedir mayor organización y/o autoridad en los cargos.

Lo mejor que podemos hacer es fortalecer el diálogo interno (tanto vertical como horizontal) y/o externo en las distintas instituciones y que los acuerdos lleguen a evidenciarse en la práctica. La comunicación no debe de ser ejercida por la autoridad para hacer política de bombo y platillos. Cabe señalar que nadie se hace favores al dialogar, puesto que es un deber y una tarea constante por hacer. Aquel que no quiera dialogar o que crea que sólo escuchar es cumplir, debería en todo caso, evitar ser autoridad y hacer un gran favor a su comunidad.