De las pocas Áreas Verdes que le quedan a la ciudad de Lima se encuentran los Pantanos de Villa. Su territorio alberga a 67 especies de plantas, a 14 tipos de peces, a reptiles, roedores y a 178 especies de aves de las cuales 77 vienen de otras partes del mundo y tienen este paraje para descansar para luego retomar sus largas travesías. Es un lugar digno de ser visitado por los limeños más allá de que no sea promovido adecuadamente por las agencias de turismo ni por las autoridades.
Sin embargo, dicha reserva está descuidada por la falta de serenos distritales, guardias y efectivos ambientales que vigilen y protejan la zona, porque se le otorga poco presupuesto al recién inaugurado Ministerio del Ambiente para preparar efectivos ambientales de calidad y porque hay descoordinaciones ediles entre los distritos con la obligación de cuidar este pulmón de la ciudad.
A eso súmenle los invasores de terrenos que, sin importar el daño que ocasionan a la naturaleza, arrojan sus desechos a las acequias y a los sujetos que bajan desde los cerros para matar el tiempo con gente de mal agüero. Éstos últimos son los que mayormente causan los incedios forestales al tirar sus colillas de cigarros o de su trocho de mariguana o haciendo fogata para pasar la noche y lo peor de todo es que van armados y en mancha con la capacidad de asaltar y de herir gravemente a un guardabosque. Ellos son los mounstros del Pantano.
Ese descontrol en los pantanos se evidenció este fin de semana al desatarse un incendio. A lo largo del segundo mandato del archiconocido “mudo” Alcalde Luis Castañeda (por no declarar) no fueron uno, ni fueron dos, fueron tres los incendios producidos por sujetos inescrupulosos. Tampoco el alcalde de Chorrillos, quien no tributa en pro de los pantanos ni se hace presente ante el daño, se salva de este problema suscitado.
Hay que comenzar a implementar medidas adecuadas para el cuidado de los Pantanos de Villa como el enrejado adecuado del entorno, el uso de cámaras para monitorear el lugar (posiblemente desde los cerros), implementación de la Policía Ambiental y de los guardaparques para que en coordinación con los Serenazgos de los distritos vinculados al Pantano detengan efectivamente a los mounstuos que quieran perturbar el entorno, impulsar el turismo racional y sostenible hacia esa zona para que cubra los gastos pactados, así como alianzas con las asociaciones de observadores de aves y con transportes especializados para aquellos que quieran conocer específicamente ese entorno y por último, hay que desalojar a los invasores o reubicarlos dependiendo de sus casos. Así podremos comenzar a salvar a uno de los pocos pulmones que nos quedan en la capital.
Evitemos que esta clase de atrocidades vuelvan a ocurrir por parte de unos desadaptados y ojalá que el mudo alcalde limeño Luis Castañeda Lossio se pronuncie y concerte con los diversos actores preocupados para poner orden. Al menos una insignificante maquetita hazte, pero hazte una. Al alcalde Miyashiro de Chorrillos le insto que se haga responsable de su parte y que no sea ocioso y negligente, porque bien puede aprovechar Los Pantanos para el desarrollo de su distrito y debería ser el primer interesado, pero lastimosamente no hace nada al respecto.